Durante siglos, la naturaleza de la materia viva permaneció más allá del alcance de la ciencia,
era obvio que los seres vivos tienen características muy peculiares. Sus cuerpos por ejemplo, estan hechos de una sustancia que no podía ser encontrada en el mundo mineral por ningún lado; todos lo minerales son duros como piedra o líquidos como el mercurio. El cuerpo de los seres vivos puede tener muchas texturas, pero casi en todos los casos la materia viva es suave, gelatinosa, vibrante.En 1746 ocurrió u avance realmente importante aunque permaneció en la obscuridad por algún tiempo: Vincenzo Mencinni era un medico obviamente italiano que tenía una mente obviamente inquieta, quería demostrar que la materia viva está hecha de materiales especiales diferentes a los naturales. Para demostrara que los seres vivo s rechazaban a la materia del mundo natural, decidió alimentar a unos perros con comida enriquecida con mineral de hierro. Este metal resulto ser un excelente embajador del mundo inanimado: es frio, duro y está obviamente muerto.
Durante su experimento, el investigador quiso demostrar que el hierro no se encuentra en la sangre de los perros que comen alimentos normales y para ello quemo un poco de sangre de perro en un laboratorio. Al analizar las cenizas se llevó una sorpresa mayúscula: en la sangre de los perros había una pequeña cantidad de hierro, este resultado inesperado lo impulso a realizar otros experimentos. Después de varios ensayos, determinó que el hierro se encuentra en la sangre de todos los perros, es más, pudo identificar que el hierro se encontraba almacenado específicamente en los glóbulos rojos. Esta fue la primera ocasión que se encontró que ciertos elementos químicos naturales en algunas cantidades resultan indispensables para la vida.
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