Estos episodios de somnolencia, cuya duración puede variar entre unos cuantos minutos y unas pocas horas, suelen producirse cuando decae nuestro grado de alerta. Esto es lo que sucede en esencia durante la llamada hora de la siesta.
Sin embargo, si las cabezaditas ocurren en momentos en los que los niveles de actividad y atención deberían ser mayores, como dos horas después de levantarnos de la cama, suelen ser indicativos de algún trastorno. En este caso, el fenómeno puede estar relacionado con una perturbación del sueño, como sucede en la narcolepsia, que provoca ganas de dormir durante el día, y la somnolencia crónica, microsueños que causan el 24% de los accidentes mortales en autopista.
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