Vagabundeando por los confines del internet, encontré una nota en Milenio diario que puedo calificar como mucho más que acertada ¿O qué opinan?
“Después de la vida y la libertad consideramos que la educación es el mayor bien concedido a la humanidad. Alvin Toffler.
En 1997 visité Corea del Sur en búsqueda de empresarios maquiladores que trasladaran sus operaciones a Oaxaca, uno de los estados más pobres de México. Me sorprendió descubrir las similitudes territoriales del Tigre Asiático con la entidad del sureste que en esos entonces me tocaba promover como Secretario de Economía. Orografía montañosa, gran variedad de micro climas, enormes litorales, varias creencias religiosas y parecida extensión territorial. Oaxaca cuenta con 94,000 km cuadrados de superficie y Corea con 98,000 km cuadrados (números cerrados).
A pesar de las similitudes hay una diferencia abismal, en términos económicos, entre Corea y Oaxaca. Tanta es la diferencia que mientras los oaxaqueños pretendían atraer maquiladoras de ropa los coreanos las subsidiaban para que se fueran de su país, subsidio que nos ayudó a que algunas plantas asiáticas se ubicaran en La Mixteca. Lo contrastante es que Oaxaca, con alrededor de cuatro millones de habitantes, sigue soñando con plantas maquiladoras intensivas en mano de obra, y que Corea no las necesita a pesar de contar con una población superior a los 50 millones de personas. Obviamente que el problema de marginalidad de los estados del sureste mexicano no tiene que ver con el supuesto pasivo demográfico.
Y no solo los estados del sureste observan rezagos respecto a los tigres asiáticos. En Corea el Producto Interno Bruto per cápita es de 25,800 dólares anuales. En México es de 13,900 usd.
Ante la encrucijada que los mexicanos vivimos, ante la persistencia de los indicadores de pobreza, debemos reflexionar que Corea, en los cincuentas, era una nación que requería de ayuda humanitaria para sobrevivir. Ahora, en la primera década del Tercer Milenio, compite al tú por tú en el sector de ciencia y tecnología con los EEUU.
No amigas y amigos, el problema de México no es su demografía, ni la competencia de los chinos, ni que estamos muy cerca de los gringos y muy lejos de Diosito. El problema es que no nos ha hecho clic que, en la era del conocimiento, debemos permutar los viejos modelos económicos por uno sustentado, 99.9%, en la educación. El ejemplo coreano lo tenemos en las narices; ejemplo del cual podemos rescatar valiosas experiencias.
La clave fundamental para el éxito económico coreano fue la alianza política –la visión compartida– entre “Las Tres E”, Estado, Empresa y Educación, a favor de una verdadera revolución científica y tecnológica.
Leyendo el último libro de Andrés Oppenhaeimer podemos nutrirnos de cifras referentes al milagro coreano, pero el objetivo nuclear de ésta columna es debatir respecto a la urgencia que, gobierno y sociedad, diseñemos y pongamos en marcha estrategias que nos alejen del subdesarrollo.
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