lunes, 27 de febrero de 2012

Manual del enemigo académico

Inocentes estudiantes de Humanidades, pero HUMANIDADES con mayúscula de repente nos topamos con zoquetes... pero ZOQUETES con mayúscula, mejor conocidos como "Enemigos académicos" Letras libres presenta un artículo dedicado ello (Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia)

Es normal que el recién egresado de cualquier licenciatura en humanidades se encuentre ante el dilema que los universitarios técnicos no enfrentan porque están muy ocupados considerando qué trabajo mal pagado aceptarán: ¿y ahora qué hacer? La alternativa usual al desempleo o a la crisis vocacional consiste en inscribirse a un posgrado. No suena nada mal tener la oportunidad de extender algunos años más la vida estudiantil con una beca cuyo monto total sería imposible de conseguir dando clases.

Para todas las personas que han decidido dar este gran paso –el de evitar cualquier asomo de decisión – y se han inscrito al posgrado de su preferencia, esta semana en El Grafólego ofrecemos una selección de útiles y prácticos consejos que los ayudarán durante su trayecto formativo y, mejor aún, en el momento en que deban recuperar toda la incertidumbre que han escondido y que los sorprenderá de nuevo en el momento de la graduación.

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La mayor parte de sus compañeros están en la misma situación que usted, pero la mayor parte no lo sabe. Algunos de ellos disfrazarán la angustia con el traje de la vocación. Desconfíe; esas personas son el enemigo académico.

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A diferencia del académico de vocación, el enemigo académico pregona su amor por la disciplina, por las prácticas de su disciplina y por sí mismo de manera enfática. Una práctica común para exaltar este amor es el denuesto hacia colegas que no comparten su centro de investigación:

“Si la universidad tiene problemas de dinero, deberían cerrar el Centro de Estudios de Asia y África, ¿para qué puede servir algo así?”. (Escuchado en un pasillo de El Colegio de México de boca de un estudiante de literatura, profesión que ha probado su practicidad y su impacto social desde la época de Platón)

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De igual forma, el enemigo académico procura cierto rencor –aparentemente espontáneo– no sólo hacia sus pares, sino hacia la sociedad en general:

“Yo no puedo hablar con gente que no ha leído cuando menos cien libros. * De hecho, no es que no pueda, sino que me niego a hacerlo”. (Escuchado en un salón de clase de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM de boca de un profesor de asignatura)

*Para próximas entregas del blog se planea la presentación de un instrumento que evalúe la cantidad de libros que ha leído una persona según la combinación de sus prendas.

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Hay dos maneras de evitar al enemigo académico. La primera es ignorarlo, actitud que supone el riesgo de caer de su gracia y convertirse en blanco de sus más férreos y descontextualizados ataques:

“¿Esa quién se cree? Es una perdedora que no tiene amigos y que no le habla a nadie porque no sabe cómo hacer amigos. Por eso lee tanto y por eso participa tanto en clase” (Escuchado de boca de una estudiante de comunicación de la Universidad Iberoamericana)

La segunda manera es darle por su lado, reírse un poco cuando dice algo, secundarlo alguna vez, hacerle creer que usted es su aliado. Esta actitud carece de consecuencias indeterminadas hasta ahora salvo por la obvia: convertirse con el tiempo en un enemigo académico.

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Otra de las características fundamentales del enemigo académico es su perseverancia. Los enemigos académicos usualmente logran la meta de terminar el programa de estudios y de hacerse con un buen empleo en algún centro de investigación de su disciplina. Una vez allí, reproducen y contagian las mismas prácticas a enemigos académicos en formación. El enemigo académico que llega a estos niveles pronto olvida el mundo, que se reduce al trayecto desde su casa y hasta su oficina en la universidad.

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Hay dos maneras de evitar convertirse en un enemigo académico. La primera es no invertir tiempo y esfuerzo en un posgrado. Es, también la más eficaz, incluso cuando éstas y otras prácticas del enemigo académico han comenzado a invadir otros campos laborales. La segunda consiste en no olvidar que para dedicarse a las humanidades se necesita valor, y que ese valor proviene del miedo.

Si usted acepta que el mundo está al revés y que sus aspiraciones chocan contra lo que la realidad ofrece, cambie de lugar de su almohada, duerma con la cabeza en los pies, los pies en la cabeza y entre a su primera clase caminando de espaldas. Es la única manera para no olvidar que lo que está usted haciendo es tonto y es heroico al mismo tiempo.

domingo, 26 de febrero de 2012

No permitas...


Foto de EmmanuelleF.

Lectura brille, ahora digital

Si bien es cierto que aplicaciones como Siri y VoiceOver pueden ayudar a los usuarios del iPhone con discapacidad visual, el nuevo software de la Facultad de Computación de la Universidad Georgia Tech busca complementar esas opciones de accesibilidad.

BrailleTouch es una aplicación prototipo que utiliza la información de tu teclado Braille tradicional en la pantalla táctil del iPhone, permitiendo a la gente escribir hasta 32 palabras por minuto con una precisión del 92 por ciento, todo ello sin mirar la pantalla del teléfono.

Así es como funciona. El teléfono realmente es sostenido con la pantalla hacia fuera del usuario. Seis puntos grandes aparecen en la pantalla táctil en el modo horizontal, dichos puntos se pueden auto-rotar, por lo que es irrelevante cómo se agarre el dispositivo. Utilizando el método Braille tradicional, los usuarios tocan los puntos correctos para formar las letras y palabras. El software se puede hablar en voz alta las letras escritas, ayudando a asegurar la ortografía.

Esta solución es brillante en varios niveles. El iPhone tiene una de las mejores pantallas entre todos los teléfonos inteligentes en el mercado, por no decir la mejor. Pero en este caso, la pantalla de alta resolución se convierte en un mecanismo de entrada muy efectivo para aquellos con poca o ninguna visión. Ergonómicamente, BrailleTouch también tiene sentido.

Además, la aplicación es gratuita y de código abierto, por lo que es mucho más barata que una máquina Braille dedicada, incluso sumando el costo de un iPhone.

OjO: el video está en inglés, para ver como funciona dirígete al segundo 40 aprox.


viernes, 24 de febrero de 2012

¿Qué es un ensamble musical?

Igual que ensamblar piezas de lego, se trata de hacer sonar diferentes componentes armónicamente (instrumentos musicales, voz, o hasta las famosas copitas con varios niveles de agua).


Todas las piezas musicales tienen un ensamble, salvo las monoinstrumentales y los cantos a capella o sea, un sólo instrumento o una sola voz; lo interesante del asunto es cuando se mezclan en una sola canción instrumentos de diferentes tipos (de ahí la genialidad de la música de orquesta).

Dejo acá una demostración con algunos videitos, el primero, de RADAID, quien combina instrumentos musicales que uno no creería ni que existiran, el segundo de ellos, ZOE que, en el primer video deja ver todos y cada uno de los insrumentos q utiliza y en el segundo realza las sonidos con una excelente creación visual y finalmente un video de PLAYING FOR CHAGE, movimiento musical que recorre el mundo grabando partes aisladas de canciones para después realizar el ensamble (a la inversa de los anteriores) Sitios oficiales click sobre el nombre.








sábado, 18 de febrero de 2012

Cartas al rey de la cabina


A lo largo de veintidós cartas, el libro expresa con hondo lirismo el sentir de una joven ante su primer desengaño amoroso. Su vida, llena de expectativas, de pronto se ve desbordada por la falta de reciprocidad. A través de sus cartas, en prosa poética, la joven interpela e insiste ante su amado para entender. Quiere comprender, saber, explicarse qué ocurrió, qué alejó al Rey de la Cabina de su lado. La joven, Paloma, siente que el modo de distanciarse del mundo, en lo alto de una cabina de una grúa, se parece bastante a su desapego amoroso. (Reseña tomada de luispescetti.com)


PRIMERA CARTA DE PALOMA

Querido Rey de la Cabina:

¿No sabías que te iba a buscar por todas partes, por dónde fuera? ¿Por qué no lo hiciste más fácil? No hubiera ido contigo de todos modos, si no querías, pero, ¿acaso no lo querías? Júralo que no. Pero, entonces, ¿por qué irse de esa manera?

Ahora que sé que esta carta te va a llegar, aunque no te la den mis manos te va a llegar, me pregunto: ¿cómo será tu mundo ahí? Todo lo tuve que adivinar, tu silencio me llenó de palabras que iba encontrando, hebra con hebra.

¿Querías estar solo? ¿Era tanto ruido el amor?

Son demasiadas preguntas, incluso para quien no las puede oír. Ya imagino tu cara (no te preocupes, no tienes que poner otra. Puedo imaginar tu cara, sólo eso).

Mejor te hablo del tiempo, por ejemplo, que no es época de lluvias, y llueve.

Todo se moja sorprendido.

Cómo es la vida, ¿no? Será que uno se acostumbra a que, si todos los días sale el sol, el resto tendría que ser igual de previsible y, quizás, eso sea lo único que podamos esperar con confianza. Lo digo sin tristeza, y sin enojo, hay tanta libertad en esa idea de lo imprevisible (tú, que nunca podrías ir por un camino trazado, bien que me entiendes).

¿No son adorables los caminos mojados? Hoy podría haber regresado con el autobús, más rápido y más seca. Pero vino la lluvia y ¿qué hubiera hecho ahí encima entre las caras cansadas de otros pasajeros?. Me metí por el camino de tierra, de barro, es decir.

Encontré ese pedazo de cielo roto, ese vuelo quebrado, esa avecita muerta,

y yo y la lluvia y ya sabes…

Ya tenía mi cuaderno empapado, de todos modos, lo apoyé en una parte más seca (imposible, llovía, ¿te lo dije más de cien veces hasta que se humedezca la piel de esta carta?). Cavé un pequeño hueco con la mano, tomé el ave (¿se sigue llamando así?, aún cuando las alas… ya sabes). La guardé ahí, la cubrí. Y antes de que se tapara del todo, alcancé a ver cómo se convertía en un pez azul. ¿Guiñó un ojo? Eso no estoy segura, pero me pareció (de todas maneras, ¿me lo creerías?). Lo pondré así: creo (creo) que guiñó un ojo. Tal vez arrojó un beso, o simplemente se movió como cuando uno nace, y se dejó caer hasta el arroyo, que pasa ahí cerca (ya lo conoces).

Puse las palmas hacia arriba para que la lluvia me lavara las manos. Luego tomé el cuaderno, y seguí caminando, mirando hacia atrás, viendo las huellas que dejaba, toda llena de preguntas. Por ejemplo:

¿Desayunas?

¿Has visto caballitos de mar?

¿Y danzar a las algas?

Estoy segura de que tienes un perro, ¿cómo se llama? ¿O cómo te llama él? (es una broma, no te enojes).

¿Te has lastimado usando el hacha?

¿Pasaste frío alguna vez? (quiero decir: ¿hubo algún norte muy fuerte?)

¿Te volvieron más callado las estrellas?

¿Sigues haciendo juguetes?

¿Desde cuándo sabes manejar una grúa?

(ay, una pregunta, ay, que no quisiera escribir

porque haría que te dobles

hasta huir por el túnel

de tus propios bolsillos

pero

(cuatro letras que hacen una puerta mágica)

pero

¿cómo no voy a hacértela?

La tengo desde el día en que descubrí

que faltaban fotos

(¿pensaste que no me daría cuenta?

no sé por qué lo pregunto, sé que lo hiciste a pesar de eso).

Tú que no llevas más que menos de lo necesario

¿por qué cargaste con algo

tan pesado como mis fotos?

¿O no pesaban?

¿Pudiste, por fin (¡ojalá, por favor!) ver que esa línea de tinta

azul como el pez

que serpentea en la hoja

después de obedecer mi mano

no eran rejas?

¿Harías el enorme milagro de usarla como alas?

Nada te atrapa

porque todo lo hace.

¿Me darías, entonces, el enorme regalo de ver la pequeña serpiente azul de esta carta,

esta huella azul de mi pensamiento en la hoja,

como una sola línea que juega para abrazarte y la risa?

Querido amigo

(puedo llamarte así,

ni todos los besos del mundo impedirán

que también te llame de esta manera)

Querido amigo

pretendes que nada te atrape

porque sientes que todo lo hace.

Ay, ¿y si vieras que de verdad nada te atrapa?

¿De qué llenarías tus bolsillos?

(¿¡de qué no los llenarías!? más bien, famoso glotón).

Por suerte tus bolsillos siempre serán más hambrientos

que tu prudencia y cualquiera de los hilos quebradizos

de cualquiera de tus miedos.

No te enojes si me pongo tan cerca,

piensa que fue el día de lluvia, y el camino de barro

y mi cuaderno empapado, y el pez azul de la avecita muerta

y los árboles que se inclinaban como ballenas en la orilla.

(¿Podrías creer que tuve que ayudarlos, uno por uno, a regresar al mar?)

Son los feroces días de lluvia, arrastrados con cuadernos, pisando el barro

los mismos que emborrachan los árboles hasta el descuido,

hasta correr peligro, porque se olvidan si eran de agua o de tierra

y nada más se inclinan, porque eso era todo lo que querían hacer,

y tuve que ayudarlos, uno por uno, porque no se querían levantar.

Llené la casa del barro que traía en los zapatos y empapé el suelo

al quitarme la ropa mojada.

Y tú, allá alto, manejando tu grúa.

Imagino que hoy no podrías ver qué tomas ni dónde lo dejas

en tu cabina más alta que las nubes.

Tu solitario reino de las alturas,

y de todos modos

ayudando a los demás.

Te pido,

por favor,

que la mano infinita de tu amable grúa jirafa

tome mi carta y la alce

(no le va a costar mucho trabajo, en cualquier caso)

y la alce hasta el Rey de la Cabina.

Que no se caiga,

por favor,

ni el pedazo de caña de azúcar

ni la pluma del pez azul

ni el dibujo de los árboles inclinados

ni las algas de la tinta en los renglones

ni el pañuelo

ni el aire.

Paloma

miércoles, 15 de febrero de 2012

Olé!

Hermosa, y sencillamente inspiradora conferencia de Elizabeth Gilbert autora de comer, rezar, amar (eat, pray, love). Más conferencias en Ted.com









lunes, 6 de febrero de 2012

Recibí tu declaración de amor con fecha del viernes 23

Si así empieza, como estará lo demás... Un cuentito por demás divertido. A esta, la primera parte le siguen varias más, para leer el texto completo click acá (Texto original de Anita amor)

Estimado Alberto: recibí tu declaración de amor con fecha del viernes 23, misma que paso a responder.
Primero que me pareció medio larga. Ni sabías en qué andaba, entonces te mandaste más por entusiasmo tuyo que por otra razón.
En la parte que ponés “que me amás desde el primer día que me viste”, ¿a vos te parece?, para empezar no indicás qué día fue, no puedo saber si yo también te vi o me llevás ventaja. Sí recuerdo cuando nos presentaron, y ahora entiendo la sonrisa que traías, porque ya venías emocionado, por así decirlo.
Cuando afirmás que “he nacido para hacerte feliz”. No puede ser cierto, ahora no sé cuántos años tenés, pero desde que naciste hasta ahora, ni un poco mejoraste mi vida. O llevás un atraso que ni te cuento o es una de esas frases que se dicen por decir.
¿Que pasás noches sin dormir? No sé si estás tomando algo, ¿qué querés que haga? Podría cantarte una canción tranquila, pero no soy de cantar en público, no sé, me da vergüenza. Probá ir al médico.
Después decís que las estrellas te dicen mi nombre. ¡Estaría todo el mundo llamándome por teléfono si fuera cierto! Móviles de televisión a la puerta de mi casa, la NASA. “¡Ani, las estrellas le dicen tu nombre a un flaco!”. Nada que ver.
Que pasás las horas lánguidamente. ¿Vos buscaste qué quiere decir esa palabra? Para mí que quisiste decir otra cosa.
Por último me pedís que te dé una respuesta y que la vas a esperar con ansiedad. Calmadito, por favor, porque lo que menos quiero es andar con gente nerviosita.
Te voy a ser sincera, me llegaron tres o cuatro cartas de amor más, ¡a cuál más disparatada y boba! Así que la tuya, dentro de todo, fue la mejorcita.
De modo que acepto tu propuesta, vení con flores mañana a partir de las cinco y seremos felices para siempre, mi amor.

Tuya de todo corazón

Anita

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